ESTAR MEJOR 

Consejos Terapéuticos


Un Mundo Mejor - Para estar mejor debemos alimentar la vitalidad, cuidar la salud y disfrutar el bienestar. Así estaremos mejor y nuestro mundo también será mejor.
Estar Mejor


El lenguaje de la salud y la enfermedad.

Sólo nos acordamos de nuestro cuerpo y de su salud cuando éste nos grita, y sus alaridos toman la forma de los síntomas de alguna enfermedad en toda regla. Sin embargo, es habitual que antes de gritarnos nuestro organismo intente hablar con nosotros para que le ayudemos a solucionar sus problemas, ya que en la mayoría de los casos, estos problemas los provocamos nosotros mismos, lo sepamos o no, a través de malos hábitos alimenticios y de vida, sedentarismo, conflictos psicológicos y emociones mal canalizadas. Aprender a escuchar a tiempo los mensajes que emite el organismo no es fácil pero puede prevenir la manifestación de males mayores y contribuir notablemente a nuestro bienestar y vitalidad.

 

Estos son los consejos de Terapeutas Holísticos:


- La salud y la vitalidad no son una casualidad.
Nuestro organismo siempre quiere estar sano. No le gusta estar enfermo. Sin embargo periódicamente se ve obligado a realizar reajustes para arreglar los problemas que le impiden su correcto funcionamiento. La interacción entre estos problemas y nuestro organismo se manifiesta en forma de síntomas que se clasifican como distintas enfermedades. A veces estas manifestaciones no sobrepasan el umbral de malestar necesario para ser consideradas enfermedades, entonces se llaman decaimiento, irritabilidad, cansancio, estrés, malas digestiones, etc.… pero en realidad son anuncios de futuros males mayores. La salud y la vitalidad no son una casualidad, son una consecuencia directa de nuestro modo de vida.


- Somos lo que comemos y respiramos.
Somos ante todo máquinas bioquímicas que se regeneran y mantienen con lo que comemos y mediante la respiración. Cada siete años, todas y cada una de las células de nuestros tejidos se renuevan, y habrán sido creadas a partir de los alimentos que ingerimos. Si nuestra comida no es la adecuada, nuestro organismo se reconstruirá con una materia prima deficiente lo cual repercutirá en nuestra salud de distintas formas. No es la boca, ni el estomago quien debe comer bien, sino cada una de nuestras células. Mediante una nutrición apropiada podremos optimizar el proceso de regeneración celular y, entre otras cosas, retrasar considerablemente el deterioro causado por el paso de los años. La calidad del aire que respiramos y la forma en que lo hacemos también juega un papel clave en estos procesos.


- También somos lo que pensamos y sentimos.
Nuestros pensamientos y sentimientos ejercen una influencia sobre nuestro organismo y sobre nuestra vida mucho más poderosa de lo que habitualmente consideramos. El cuerpo inevitablemente se sintonizará con nuestro estado mental y emocional. Si este estado es positivo nos encontraremos llenos de vitalidad y de energía; si por el contrario es negativo nos afectará de la forma opuesta. Esta conexión psicosomática es inconsciente y se produce en dos direcciones: así como una mente sana favorece la salud del organismo, también un cuerpo sano potencia un estado mental y emocional positivo. A veces, las terapias psicológicas son eficaces en la curación de enfermedades no mentales, igual que el ejercicio y algunas terapias corporales han demostrado su influencia positiva sobre estados mentales y emocionales negativos.


-Actividad física: en armonía con nuestra genética.
Nuestra especie… Nosotros, tal y como somos ahora mismo, llevamos 50.000 años habituados a vivir de una manera que no tiene nada que ver con la vida sedentaria de ciudad de los últimos doscientos años. La mente ha probado ser el mecanismo más competitivo del éxito de nuestra especie hasta ahora, y ha modificado el entorno a su gusto a una velocidad vertiginosa. La genética, sin embargo, es mucho más cauta y paciente. Esta diferencia de velocidad evolutiva repercute sobre nuestro comportamiento y sobre nuestra salud. Nuestra especie necesita una vida físicamente activa. El contacto con la naturaleza, el deporte, el ejercicio, las actividades manuales, nos ayudan a armonizar la vida moderna con nuestra genética.


- El coste moderno de la salud y el bienestar.
Para pagar el precio de alimentar nuestro superpoblado mundo, la ciencia y la tecnología han manipulado química y genéticamente los alimentos, han recortado los ciclos naturales de producción, etc.... En consecuencia, muchos alimentos han perdido o alterado parte de su poder nutritivo. Los procesos de conservación de alimentos y reciclaje de basura generan residuos químicos que si bien no son tóxicos, se pueden acumular en el organismo y entorpecer su funcionamiento. A pesar de este coste, las ventajas aportadas por la modernidad son mucho mayores y debemos agradecerle las condiciones de salubridad y de comodidad que disfrutamos en la vida actual. Además hoy tenemos otras opciones: suplementos dietéticos, alimentos biológicos, terapias alternativas, medicamentos naturales… De una forma u otra, todo tiene un coste.

- Las bases científicas de la salud y el bienestar.
La ciencia de la curación ha progresado mucho. Se han establecido protocolos médicos y farmacéuticos indiscutibles en el tratamiento de enfermedades y en la cirugía. Sin embargo existen otras terapias, algunas incluso milenarias, que se postulan sobre principios que el método científico no puede acometer. Lo cierto es que estas terapias no son infalibles pero en muchos casos desembocan en la curación de la enfermedad. Los caminos de las sanaciones energéticas, la homeopatía, la medicina tradicional china y de otras terapias alternativas son distintos y deben ser medidos por sus éxitos y no por su infalibilidad científica. Al fin y al cabo, la medicina clínica tampoco es infalible hoy en día y para ella el concepto de virus era más esotérico e indemostrable hace apenas dos siglos, que el de los meridianos energéticos actualmente.


- El organismo es nuestro mejor aliado.
Se conoce mucho sobre el proceso de la enfermedad y de su curación, pero muy poco sobre lo que hay detrás de ellos. En realidad, nuestro organismo es el único que sabe todo lo que tiene que hacer para curarse. La medicina, con todas sus especialidades, puede contribuir a facilitar el proceso de curación, pero la restauración final de la salud es un patrimonio exclusivo y misterioso de nuestros procesos internos. Las ciencias de la salud buscan la comprensión de estos procesos de curación para actuar con ellos de la mejor forma posible, bien sea con un apoyo psicológico, a través de terapias naturales, con la administración de fármacos o con la intervención de la cirugía. Acertar con la manera optima de ayudar a nuestro organismo es el mejor camino para la recuperación de la salud.



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